miércoles, 12 de noviembre de 2014

#ÉlPorElla (HeForShe)



“A mí me emociona muchísimo el hecho de asustarme porque significa que voy a escribir sobre algo que hasta entonces me daba miedo expresar”


 ElPorElla es una campaña lanzada por la ONU, de la cual Emma Watson fue nombrada embajadora; esta campaña busca fomentar o incentivar el feminismo. Pero antes de que piensen que soy una persona que odia a los hombres, debo de aclarar esto.

De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), feminismo es un movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres y según Wikipedia es un conjunto heterogéneo de ideologías y de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre varones y mujeres, así como cuestionar la dominación y la violencia de los hombres sobre las mujeres y la asignación de roles sociales según el género.

Después de haber hecho esta aclaración prosigo con lo que les iba a relatar.

Yo soy feminista. Sí. Han pasado diversas circunstancias para que yo me convierta en feminista, he sufrido de acoso, muchas veces han violado mis derechos, me han menospreciado por ser mujer, me han minimizado, no me han dado el lugar que me corresponde, me han ofendido, en fin , un millón de cosas más; que hicieron posible ese cambio en mí. A mi parecer todo comienzo por haber nacido en el seno  de una familia machista, donde siempre hubo preferencia por los hombres y las mujeres siempre fueron dejadas de lado, sin poder opinar ni refutar sobre alguna decisión familiar. De pequeña yo veía eso y  me quedaba callada, no sabía lo que significaba, no tenía idea de lo que realmente se trataba todo esto, pero fui creciendo y conforme iba pasando el tiempo decidí no pasarlo por alto. También tuve influencia de mis profesoras del colegio Enrique Espinosa, ellas decían constantemente que no debíamos dejarnos pisotear por nadie y que debíamos defender nuestros derechos siempre, aprendí muchas historias de personajes famosos como Christine de Pizan, Mary Wollstonecraft, Emmeline Pankhurst, Sojourner Truth, Lucretia Mott, Lucy Stone, Elizabeth Cady Stanton, Susan B. Anthony, Sarmiza Bilcescu , Elisa Leonida Zamfirescu, Simone de Beauvoir, Betty Friedan, Kate Millett, Shulamith Firestone, Anita Hill, Rebecca Walker, Margaret Atwood, Chimamanda Ngozi Adichie, Marcela Serrano, Liza Marklund, Melania Mazzuco, Isabel Allende ,Gabriela Mistral, etc. Y últimamente que he sido fuertemente influenciada por Warsan Shire con sus magníficos poemas con una fuerte carga feminista.

Así fue como poco a poco fue creciendo el sentimiento en mí, así fue como me convertí en feminista y desde ahí digo: “Feminista he sido siempre y siempre lo seré, desde el inicio de mis días, hasta el fin”

Por esta razón hago un llamado a todos, hombre y mujeres para que sigan esta lucha, debemos hacer valer nuestros derechos, que nos respeten y nos den el lugar que nos corresponde, que nunca más vuelvan a minimizarnos, porque no somos mejores ni peores, somos iguales y merecemos respeto.

Aquí les dejo un pequeño discurso de la embajadora de la ONU, Emma Watson: "Hoy estamos lanzando una campaña llamada HeForShe (ÉlPorElla). Me dirijo a ustedes porque necesitamos de su ayuda. Queremos terminar con la inequidad de género y, para hacerlo, necesitamos que todos se involucren. Esta es la primera campaña en su tipo en las Naciones Unidas. Queremos tratar de movilizar a cuantos hombres y niños podamos para que sean agentes de cambio, y no sólo hablar de ello. Queremos tratar de asegurarnos de que sea algo tangible.

Fui designada como Embajadora de Buena Voluntad de ONU Mujeres hace seis meses, y mientras más hablé sobre feminismo, más me di cuenta de que luchar por los derechos de las mujeres muy a menudo es sinónimo de odio hacia los hombres. Si hay algo de lo que estoy segura, es que esto debe terminar.

Es conveniente recordar que el feminismo, por definición, es la creencia de que los hombres y las mujeres deberían tener iguales derechos y oportunidades. Es la teoría de la equidad política, económica y social de los sexos. Yo comencé a cuestionarme las conjeturas basadas en el género hace mucho tiempo.

A los 8, me confundía que me llamaran "mandona" porque quería dirigir las obras de teatro que montábamos para nuestros padres. Pero a los niños no. A los 14, comencé a ser sexualizada por ciertos sectores de la prensa; a los 15, mis mejores amigas comenzaron a salirse de sus amados equipos deportivos, porque no querían parecer "machonas"; y a los 18, mis amigos hombres eran incapaces de expresar sus sentimientos. Decidí que yo era feminista. Y esto no me parece complicado. Pero mi reciente investigación me demuestra que el feminismo se ha vuelto una palabra antipática.

Las mujeres están eligiendo no identificarse como feministas. Aparentemente, me encuentro entre aquellas mujeres cuyas expresiones son vistas como muy fuertes, "muy agresivas", aisladas y anti-hombres, incluso poco atractivas. ¿Por qué la palabra se ha vuelto tan incómoda?

Vengo de Inglaterra y pienso que es correcto que me paguen lo mismo que a mis colegas hombres. Pienso que es correcto que yo pueda tomar decisiones sobre mi propio cuerpo, pienso que es correcto que las mujeres se involucren en mi nombre en las políticas y decisiones que afecten mi vida. Pienso que es correcto que, socialmente, se me deba el mismo respeto que a los hombres.

Pero tristemente, puedo decir que no existe un solo país en el mundo donde todas las mujeres puedan esperar recibir estos derechos. Ningún país en el mundo puede decir que ha alcanzado la equidad de género. Considero que estos derechos son derechos humanos, pero soy una de las afortunadas, mi vida es un auténtico privilegio porque mis padres no me amaron menos porque fuera hija. Mi escuela no me limitó por ser niña. Mis mentores no asumieron que llegaría menos lejos porque algún día podría dar a luz a un hijo. Estos agentes fueron los embajadores de la equidad de género que me hicieron quien soy el día de hoy.

Puede que ellos no lo sepan, pero ellos son los feministas inadvertidos que están cambiando el mundo hoy en día. Necesitamos más de estos, y si ustedes aún odian la palabra, no es la palabra lo que importa. Es la idea y la ambición detrás de ella. Porque no todas las mujeres han recibido los mismos derechos que yo he recibido. De hecho, estadísticamente, muy pocas los han tenido.

En 1997, Hillary Clinton dio un famoso discurso en Beijing acerca de los derechos de las mujeres. Tristemente, muchas de las cosas que ella quería cambiar aún están presentes en nuestros días. Pero lo que más me impresionó fue que menos del 30% de la audiencia eran hombres. ¿Cómo podemos tratar de cambiar el mundo cuando sólo la mitad de él se siente bienvenido o invitado a participar en la conversación?

Hombres, me gustaría aprovechar esta oportunidad para extenderles una invitación formal. La equidad de género es asunto de ustedes también. Porque, a la fecha, sigo viendo menospreciado por la sociedad el rol de mi padre en la paternidad a pesar de que, en la infancia, su presencia me era tan necesaria como la de mi madre. He visto a hombres jóvenes sufrir enfermedades mentales, incapaces de solicitar ayuda, por miedo a que eso los hiciera menos entre los hombres -o menos hombres. De hecho, en el Reino Unido, el suicidio es el mayor asesino de hombres de entre 20 y 49 años, eclipsando a los accidentes viales, el cáncer y la enfermedad coronaria. He visto a hombres volverse frágiles e inseguros por un sentido distorsionado de lo que constituye el éxito masculino. Los hombres no tienen, tampoco, los beneficios de la equidad.

No queremos hablar de que los hombres se vean atrapados por los estereotipos de género, pero puedo ver que lo están. Cuando sean libres, las cosas cambiarán para las mujeres como consecuencia natural. Si los hombres no tienen que ser agresivos, las mujeres no serán enseñadas a ser sumisas. Si los hombres no necesitan controlar, las mujeres no tendrán que ser controladas.

Es tiempo de que todos veamos el género como un espectro en lugar de como dos conjuntos opuestos de ideales. Deberíamos dejar de definirnos por lo que no somos y comenzar a definirnos por lo que somos. Todos podemos ser más libres y eso es de lo que se trata ÉlPorElla. Se trata de libertad. Quiero que los hombres tomen esta responsabilidad para que sus hijas, hermanas y madres puedan ser libres de prejuicios, pero también para que sus hijos tengan permiso de ser vulnerables y humanos también, y que al hacerlo, sean una versión más completa y verdadera de sí mismos.

Ustedes podrían pensar, "¿Quién es esta chica de Harry Potter? ¿Qué está haciendo en Naciones Unidas?". Y es una muy buena pregunta. Yo misma me lo he estado preguntando. Todo lo que sé es que me importa este problema y quiero ayudar. Y al ver lo que he visto y dada la oportunidad, siento que es mi responsabilidad decir algo. El estadista Edmund Burke dijo que todo lo que las fuerzas del mal necesitan para triunfar es que los buenos hombres y mujeres no hagan nada.

En mi nerviosismo por este discurso y en mis momentos de duda, me he dicho firmemente a mí misma, "Si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?" Si ustedes tienen dudas similares cuando las oportunidades se les presenten, espero que esas palabras les sean de ayuda, porque la realidad es que, si no hacemos nada, tomará unos 75 años, o para mí, casi llegar a los 100, antes que las mujeres puedan esperar que se les pague lo mismo que a los hombres por el mismo trabajo. 15.5 millones de niñas se casarán en los próximos 16 años aun siendo niñas, y en las tasas actuales, no será sino hasta el 2086 que todas las niñas en el África rural puedan cursar la educación secundaria.

Si tu crees en la equidad, podrías ser uno de esos feministas inadvertidos de los que hablé antes y, por esto, te felicito. Estamos luchando por una palabra que nos una, pero la buena noticia es que tenemos un movimiento que nos une. Se llama ÉlPorElla. Los invito a dar un paso adelante y preguntarse a ustedes mismos, "Si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?". Muchas, muchas gracias."

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