Hoy fue la festidanza de mi
colegio, en la cual mi salón cuarto año "A" bailó Carapachos; que es
una danza de la selva, de Tingo María. Al principio parecía que no iba a llegar
nadie para el baile, pero poco a poco fueron llegando.
Y como el profesor no nos llamaba
para cambiarnos, Mónica comenzó a maquillarnos, por cierto sufrí con eso porque
yo detesto las sombras para ojos. No me gustan porque se ven exageradas y sobre
todo si era el color naranja. Aunque tengo que admitir que si me gustan las
sombras marrones, o doradas. Pero solo las que parezcan maquillaje natural.
Bueno en eso me eche el rímel, y me encanto como quedaron mis pestañas
(necesito comprar el rímel de Maybelline) y justo cuando terminamos de
maquillarnos, nos llama el profesor para cambiarnos. Fuimos y nos dieron el
vestuario, pero las faldas no tenían pitas para amarrar y sin eso se podían
caer las faldas cuando bailáramos. El profesor se puso a hacer mil y un
maravillas para solucionar el problema de nuestras faldas, terminamos de
cambiarnos y el siguiente número era el nuestro.
Al principio estuve con unos
nervios malditos, hasta me comenzaron a doler los pies. Y mientras anunciaban
la historia del baile, decía por favor que todo salga bien, en eso el psicólogo
dijo algo que lo único que pude distinguir fue "Este es nuestro
baile", en ese momento vino un recuerdo hermoso a mi mente, sobre el mejor
baile y esto me dio un poco de paz.
Al momento de salir al escenario,
se me quitaron todos los miedos, nervios y dolores, baile con unas ganas
tremendas, con un entusiasmo que nunca antes había sentido. En una parte me
confundí pero seguí bailando y sonriendo como lo hice desde el principio. Si,
una sonrisa que no sé tampoco de donde salió, porque como ya dije nunca había
sentido esta emoción al bailar, es algo que ni yo misma logro entender pero fue
realmente hermoso sentir pasión por algo. Y se veía como el público disfrutaba
del baile tanto como nosotros, sentir esa conexión con el público, esa euforia que
parecía que a ellos también les daba ganas de bailar. Wow! Ahora si puedo morir
tranquila - pensé. Terminamos de bailar y nos fuimos a cambiar porque teníamos
que ir a la Auditoria.
Mientras
nos quitábamos el vestuario, comentábamos sobre el baile. Salimos del Auditorio
Don Bosco, y nuestros amigos nos decían que estuvo genial. A mi parecer nuestro
baile fue el mejor, aunque no ganáramos, pero nunca olvidare este día, porque
fue el más feliz que mi vida.
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