lunes, 28 de noviembre de 2011

Entre gustos y colores....



Lo fascinante del corazón o del amor, es que te puede gustar quien menos te imaginas, puede ser tu mejor amigo, un compañero de clases, la persona que más odias o simplemente cualquier persona.

Eso fue lo que me paso a mí...
Hasta unas semanas atrás mi vida estaba perfectamente normal, no me gustaba nadie, me preocupaba por mis estudios, tanto así que sacaba muy buenas notas, pero de repente  note que me empezaba a gustar un chico. A este chico lo llamaremos "Tomás".

Sinceramente nunca creí que me llegaría a gustar Tomás, el me caía tan mal, era tan prepotente, muy poco caballero y no me gustaba como se expresaba, era exactamente el tipo de hombres que detesto. Porque para mí un hombre tiene que ser caballero, atento, honesto, tener tacto y sensibilidad para decir las cosas, quizás lo que pido sea un poco exagerado, pero en el fondo de mi corazón, yo creo que todavía existen hombres así. Pero no sé qué me paso, cambie de gusto, la verdad no tengo ni la menor idea.

Como dije al principio así es el corazón, por motivos diversos de los cuales yo desconozco, este chico me gusta; y lo sé porque no puedo estar tranquila cuando tengo su mirada encima, sonrío cada vez que escuchó su voz, amó el olor de su perfume, me gusta su cabello, sus ojos, su manera de caminar, sus gritos de loco y absolutamente todo referente a él, TODO. Me pongo celosa cuando lo veo con otra y me desespero de solo pensar que otra le puede gustar. Me ha convertido en una persona extremadamente romántica, porque me tiene pensando todo el día en el.

Juró que siento ganas de gritarle a todo el mundo que lo amo, pero no puedo. No puedo porque, es el enamorado de una de mis amigas, y sería muy cruel de mi parte hacerle eso a ella, cuantas veces la he visto sufrir y llorar por él; y sé que lo ama tanto, por eso tengo que quedarme callada, haría mucho daño si yo dijera algo, cualquier cosa.

Creo que lo mejor es olvidarlo, pero cada vez que lo veo, siento ganas de estar junto a él, esto se me está escapando de las manos y me parece increíble lo que el amor puede causar en mí.

Y creo que ya es hora de que me olvide de esto y espero que así como vino también se vaya lo que yo  siento por él.

sábado, 20 de agosto de 2011

Mi Baile.


Hoy fue la festidanza de mi colegio, en la cual mi salón cuarto año "A" bailó Carapachos; que es una danza de la selva, de Tingo María. Al principio parecía que no iba a llegar nadie para el baile, pero poco a poco fueron llegando.

Y como el profesor no nos llamaba para cambiarnos, Mónica comenzó a maquillarnos, por cierto sufrí con eso porque yo detesto las sombras para ojos. No me gustan porque se ven exageradas y sobre todo si era el color naranja. Aunque tengo que admitir que si me gustan las sombras marrones, o doradas. Pero solo las que parezcan maquillaje natural. Bueno en eso me eche el rímel, y me encanto como quedaron mis pestañas (necesito comprar el rímel de Maybelline) y justo cuando terminamos de maquillarnos, nos llama el profesor para cambiarnos. Fuimos y nos dieron el vestuario, pero las faldas no tenían pitas para amarrar y sin eso se podían caer las faldas cuando bailáramos. El profesor se puso a hacer mil y un maravillas para solucionar el problema de nuestras faldas, terminamos de cambiarnos y el siguiente número era el nuestro.

Al principio estuve con unos nervios malditos, hasta me comenzaron a doler los pies. Y mientras anunciaban la historia del baile, decía por favor que todo salga bien, en eso el psicólogo dijo algo que lo único que pude distinguir fue "Este es nuestro baile", en ese momento vino un recuerdo hermoso a mi mente, sobre el mejor baile y esto me dio un poco de paz.

Al momento de salir al escenario, se me quitaron todos los miedos, nervios y dolores, baile con unas ganas tremendas, con un entusiasmo que nunca antes había sentido. En una parte me confundí pero seguí bailando y sonriendo como lo hice desde el principio. Si, una sonrisa que no sé tampoco de donde salió, porque como ya dije nunca había sentido esta emoción al bailar, es algo que ni yo misma logro entender pero fue realmente hermoso sentir pasión por algo. Y se veía como el público disfrutaba del baile tanto como nosotros, sentir esa conexión con el público, esa euforia que parecía que a ellos también les daba ganas de bailar. Wow! Ahora si puedo morir tranquila - pensé. Terminamos de bailar y nos fuimos a cambiar porque teníamos que ir a la Auditoria.

Mientras nos quitábamos el vestuario, comentábamos sobre el baile. Salimos del Auditorio Don Bosco, y nuestros amigos nos decían que estuvo genial. A mi parecer nuestro baile fue el mejor, aunque no ganáramos, pero nunca olvidare este día, porque fue el más feliz que mi vida.